miércoles, 31 de diciembre de 2014

Debo dar las gracias, vida

"Sail me on a silver sun where I know that I´m free, show me that I´m everywhere and get me home for tea."  
-It´s all too much / The Beatles-


- Llévame, pero regrésame. 

- Hace falta que alguien te lleve a alturas considerables para poder ver mucho en retrospectiva, que te muestre que, si bien nadie es indispensable, sí eres necesario. Que el viaje sea tan rápido y sutil como para partir y despegar del mismo asiento en un santiamén. 

Observa cuánto creaste y qué tanto derrumbaste, mas omite el arrepentimiento, pues el hubiera es una quimera. Debes percatarte si la nave que abordaste hace poco aún vira hacia tierras prometidas; si crees que el territorio que pisarás es el adecuado para instalar tu nación y quemar las naves, o retroceder y preparar el argumento, coherente, que ante tus patrocinadores presentarás.

¿Consideras haber hecho un buen trabajo, suficiente como para ser recordado a tu partida y adaptarlo en un filme? 

- Eso lo has tomado de "The Movie", el poema del beatnik de Morrison...

- Como si todo el mundo no tomara parámetros ajenos para calcular lo incuantificable: El desenvolvimiento humano. Inclusive, me atrevo a decir que eso es algo que tú, innumerables veces, recurres a hacer. Pero eso es otra materia. ¿Puedes dar respuesta a la interrogante?

- No, no todavía. El clímax no está, hoy en día, para nada redactado. Es más, me atrevo a decir que si el guión terminara pronto, tomaría parecido a cualquier historia kafkiana; me hace falta transformar el entorno indiferente hacia uno nuevo, uno acorde con mis parámetros de felicidad y confort, pero que tampoco emule la fantasía del best seller utópico. Solo una cosa es segura, una vez que termine la historia, el entorno que habré construido será el único encargado de dar luces de paso o alto a la reproducción de dicha producción; ese mismo ambiente podrá matizar como se le dé la gana cada uno de los personajes y cada escena a interpretar. Al final de cuentas, así es el show business hoy en día.

- No se diga más, has visto algo en el viaje, pero no lo suficiente. Deja a la indus..., ¡a la vida correr!
Regresemos pues...

- Debo dar las gracias, vida moderna.





sábado, 10 de mayo de 2014

Vorágine

"Pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos muy intensos; aglomeración confusa de sucesos o de cosas en movimiento..." -Vorágine según la Real Academia Española-

Y miren que con mi chovinismo recurrir a fuentes españolas me es arduo; pero dice Cristina Pacheco para su emisión televisiva: Aquí nos tocó vivir. ¿Qué es correcto hacer y qué no lo es? Es esa la controversia que asola el pensamiento hoy en día. No saber si algo es congruente; dudar si en escribir, o no, estas líneas; hablar y unir las ideas en plena conversación..., tener la conciencia de no poseer paz mental.

Hace algunos escritos comentaba el poder del ruido para corromper la comunicación y abolir pensamientos, el ruido era mera repetición musical emanada de auriculares de manufactura, seguramente, asiática; en cambio, el origen de la represión auditiva ahora es derivado de pereza, mala fe y apatía. Seguro estoy que no he perdido la capacidad de ser tolerante, diplomático y, en ciertas ocasiones, empático; aunque también tenga noción de que la mayoría de esas veces hayan sido dientes para afuera.

Ahora que he abundado en ello, puede que la culpa no sea enteramente mía; sin embargo, tampoco recurriré a asignar responsabilidades a diestra y siniestra. Lo que sí diré es que la vida, como dijo Lennon, es más fácil con los ojos cerrados. A pesar de ello, lo que imploro es que la gente que me rodea explote contra mí; que dejen a un lado hipocresías y posturas falsas para mostrarse tal y como son: humanos. No todo es felicidad en la vida, la crudeza y maleza son innatas de nuestra condición natural; lo que ha sucedido es que se nos inculca a reprimirlo, no mostrar el malestar y continuar el día a día.

Ha invadido la psique aquella aseveración del joven Neil Young, que posteriormente retomaría Cobain: "Mejor quemarse a desvanecerse". Pero no hay motivo de alarma alguno; no los alejo para no salpicarlos de sesos y sangre, solo requiero de espacio...






viernes, 21 de marzo de 2014

Modelos educativos en los Caracoles Zapatistas

Hace pocos días recibí con total agrado un mensaje de una amiga lejana, su nombre responde a Bárbara; ella estudia Pedagogía en educación básica en la Universidad de San Sebastián, Ciudad de Concepción, Chile. En dicho escrito me manifestaba la confianza de preguntarme sobre qué sabía yo del modelo educativo Caracol Zapatista en Chiapas, a lo que yo contesté que el hecho de que ella estudie pedagogía y se le haya encargado tal investigación me parecía totalmente coherente por la calidad e innovación que en los caracoles del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se le imprime al papel de la educación. Por ello, he aquí una sintetizada respuesta que ayude no solo a sortear tu compromiso académico, Bárbara, sino que a su vez te ayude a mirar este rostro de mi país: México.

Antecedentes:
El zapatismo ha sido una corriente de pensamiento revolucionario que data de un magno conflicto armado a inicios del siglo pasado: La Revolución Mexicana. Emiliano Zapata lo encabezó - de ahí deriva el nombre - en la región sur del país y se caracterizó siempre por manifestar preocupaciones y acciones de la población indígena y campesina; "la tierra es de quien la trabaja", fue un lema característico de Zapata y base de un intento futuro del Estado mexicano para dotar de ejidos[1] a los trabajadores agrícolas.
Tras la muerte del caudillo del sur (y demás personajes detractores del gobierno como Francisco Villa, en el norte), los venideros líderes revolucionarios hicieron lo increíble: Institucionalizar la revolución. De esa manera, vendría un rápido crecimiento económico en México, pero a costa de las clases rezagadas de la sociedad, entre ellas las comunidades indígenas. Abusos de poder, despilfarros y mucha corrupción en las altas esferas gubernamentales hicieron que el proceso de institucionalidad revolucionaria cayera en crisis a inicios de la década de 1980. A raíz de estos sucesos, el país tuvo la penosa necesidad de contraer deudas estratosféricas con el país vecino del norte: los Estados Unidos (EE.UU). Dando inicio al fenómeno de desmantelamiento del Estado de bienestar con diversas privatizaciones de empresas públicas y la llegada de gran cantidad de inversión extranjera directa a México; inversión condicionada a pago que muchas veces resultó injusta por la enorme diferencia de desarrollo entre ambos Estados.
El cenit de esta ola de tendencias neoliberales tendría lugar en la administración del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari con la planeación y ejecución de un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En consecuencia, el 1ro. de Enero de 1994, junto con la entrada en vigor del tratado comercial, México despertó con la noticia de una insurrección armada en el sureste del país; el EZLN había decidido bajar de las montañas y tomar con las armas diversas municipalidades chiapanecas, la más representativa estaba incluida: San Cristóbal de las Casas. No obstante a esta repentina aparición en la escena pública, la corriente neozapatista ya se desarrollaba desde décadas anteriores, acompañada de una importante masa de indígenas y la venia de episcopados chiapanecos que simpatizaban con la corriente marxista-católica de la Teología de la Liberación, con Samuel Ruíz a la cabeza.
Es aquí donde se necesita hacer mención de Rafael Guillén Vicente, o mejor conocido como Subcomandante Marcos. Él funge el papel mediático de ser el principal ideólogo del pensamiento neozapatista, además de ser el líder visible del movimiento beligerante por haber sido desde un inicio el vocero principal de la Declaración de la Selva Lacandona[2], de las negociaciones de paz con el gobierno federal mexicano y de eventuales discursos y comunicados derivados del EZLN.

¿Qué son los modelos de organización Caracol Zapatista?
Tiempo después de las cruentas batallas entre el EZLN y el Ejército Mexicano, las comunidades rebeldes se asentaron en diversas municipalidades del Estado de Chiapas; con ellas y su influencia zapatista, la vida diaria en su interior debía dar un giro profundo. A partir de ese momento aparecen los llamados Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ), con un total de 32, en 1994; sin embargo, las verdaderas cabeceras de la organización aparecerían junto a las cinco Juntas de buen Gobierno (JBG), cada una de ellas localizadas dentro de los cinco Caracoles Zapatistas, surgidos posteriormente, en 2003, ante las infructuosas negociaciones entre el gobierno mexicano y el EZLN para la ratificación de los Acuerdos de San Andrés[3]:
·  Caracol “hacia la esperanza”: Conformado por regiones Tojolabales, Tzetzales y Mames, son regidas por la JBG Selva fronteriza.
·  Caracol “corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo”: Formado de comunidades Ovetnic, Tzotziles y Tzeltales; se rigen ante la JBG Altos de Chiapas.
·        Caracol “el camino del futuro”: Integrada por Garruchas y Tzeltales, rinden cuenta de su buena obra a la JBG Selva Tzeltal.
·     Caracol “corazón del arcoíris de la esperanza”: Agrupando a comunidades Tzeltales, Tzotziles y Tojolabales, se organizan ante la JBG Tzots Choj.
·    Caracol “nueva semilla que va a producir”: Formada de Choles, Zoques y Tzeltales, trabajan conjuntamente con la JBG de la zona norte de Chiapas[4].

En cada Junta de buen Gobierno se vela por la justa administración de ingresos monetarios, sean estos provenientes de la sociedad civil nacional o internacional, canalizando estas aportaciones a regiones que, según su consideración previa, se encuentren necesitadas del recurso; así mismo, cada MAREZ establece sus lineamientos en cuanto a impartición de justicia, salud comunitaria, educación, vivienda, tierra, trabajo, alimentación, comercio, información, cultura, tránsito local, etcétera.

El papel de la educación en los Caracoles Zapatistas
Posteriormente al establecimiento de los Caracoles a lo largo de las zonas simpatizantes con el movimiento zapatista, se establecieron proyectos de proyección internacional con las Escuelas Rebeldes Zapatistas o, mejor conocidas como, Escuelitas Zapatistas. En ellas, se reúnen a diversos personajes y agrupaciones civiles nacionales o extranjeras para realización de trabajos comunitarios y para la toma de una cátedra totalmente especial. Básicamente las enseñanzas impartidas en las Escuelitas están a cargo de los pobladores zapatistas; ellos, asumen la responsabilidad de cada uno de los visitantes y ambos realizan a la par labores de la vida cotidiana.
Los asistentes pueden ser testigos de múltiples asambleas populares con el fin de que se observe cómo la voluntad del pueblo hace posible un gobierno conjunto; ahí no existe el rigor académico que la educación eurocentrista exige a lo largo del orbe, tampoco los debates son interrumpidos por posturas ideológicas; los académicos y estudiosos presentes simplemente conversan de manera natural y observan una auténtica forma de lograr consensos políticos y sociales efectivos, mostrando que la vanguardia educativa no se mide dentro de cánones cuantitativos, sino cualitativos, y, a su vez, que se pueden llevar a cabo desde los rincones remotos del “subdesarrollo” (énfasis en el entrecomillado). [5]

Conclusiones
Quiero expresar a mi compañera y amiga Bárbara mi más sincero entusiasmo en que este pequeño escrito sea de utilidad no solo para el cometido académico al cual me remití a explicar en las primeras líneas; deseo, igualmente, que logre abrir una vía más de reflexión sobre  una situación compartida entre nuestros países y, en general, dentro del continente americano: La lucha y reivindicación de entidades indígenas por su autonomía.
Así como la situación de los caracoles en Chiapas continúa desarrollándose, en Chile con la “nueva” administración presidencial se debe prestar atención al devenir de la situación Mapuche y la posibilidad de que con una Asamblea Constitutiva (exigida por el pueblo chileno con la firma “AC” en las boletas electorales de la reciente elección) se dejen atrás los preceptos liberales, e incluso dictatoriales de la junta militar de Pinochet, para adaptar una Carta Magna que sea acorde con la coyuntura actual de la sociedad de tu país. Si ello ocurre y se les otorga al fin a todas las comunidades de la Araucanía un estatuto de región autónoma, que cabe resaltar es un avance que en México se ha podido llevar a cabo, habremos dado un paso grande como la sociedad latinoamericana que representamos. [6]





[1] El ejido fue durante mucho tiempo una porción de tierra que el gobierno mexicano otorgaba a diversos administradores para su explotación y trabajo. Era condicionante el papel del Estado al estar prohibido el lucro de estos territorios con su venta o renta.
[2] Consultar el comunicado en: http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1994/1993.htm
[3]Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena: http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/chiapas/docs/sanandres.html
[4] Para una revisión más detallada de la división política de cada Caracol, ver la siguiente liga con las regiones chiapanecas que abarca y el nombre de cada uno de sus municipios: http://www.enlacecivil.org.mx/caracoles.html

[5] Para una revisión un poco más detallada del itinerario de las sesiones en las Escuelitas Zapatistas, aquí un artículo de opinión del periodista Miguel Concha: http://www.jornada.unam.mx/2013/08/31/opinion/017a2pol
[6] He aquí dos portales oficiales de la lucha del EZLN; así es, un movimiento social-beligerante que tiene sitios de internet e incluso redes sociales:

Así mismo, otro sitio que pone en manos de quien así lo desee información de la Araucanía:

viernes, 7 de marzo de 2014

#MásMúsicaChilena

 “Canto que ha sido valiente siempre será canción nueva…”
- Víctor Jara / Manifiesto –

Y mediante tal manifiesto, la música de Jara ha perdurado hasta nuestros días. Tanto es así que en la más reciente visita de Bruce Sprigsteen a la capital chilena se entonó al unísono dicho tema como un tributo no solo al ícono de la nueva canción chilena, sino a la misma cultura musical del hermano país sudamericano.

¿Procesos de mundialización hicieron que el intérprete de Born in the USA retomara la canción de Jara? Por supuesto, así como la misma Joan Baez, próxima a visitar a Chile, se considere admiradora declarada de la vida y obra de Violeta Parra; por enunciar un ejemplo más de esta gran difusión de la música chilena alrededor del globo.

¿Ha sido suficiente la difusión musical nacional chilena? Por los resultados antes mencionados parecería que la respuesta es afirmativa; sin embargo, actualmente, y ante la llegada de una renovada administración de la presidenta electa Michelle Bachelet, se debate entre la opinión pública la posibilidad de aunar la música y las radiodifusoras en un convenio que parece a simple vista simple: 20% del total de la música difundida por radio debe ser enteramente de origen chileno.

No obstante a que entre la comunidad artística se respiran bríos de libertad y alegría por las implicaciones que podría tener esta medida en la difusión de trabajos 100% nacionales, existen reticencias por parte de la Asociación de Radiodifusiones de Chile (ARCHI) que son tomadas por sus contrapartes como infundadas y que, a su vez, implican un freno a las actividades que el Consejo de Fomento de la Música Nacional tiene por encargo, como la ley que esta es, que aplicar.

Cabe resaltar que tal Consejo surge de una iniciativa gubernamental del año 2004 (durante la administración de Ricardo Lagos Escobar): la ley 19.928 [1]. En dicho documento de ocho cuartillas se describen los procesos a tomar en cuanto a difusión musical y la organización del Consejo a nivel interno; además de resaltar los esfuerzos y contribuciones con premios a la música nacional y, cosa importante también de enfatizar, las obligaciones que el Estado chileno tiene para la causa musical. Por ejemplo, el hecho de resaltar obras sonoras dentro de actos oficiales e, inclusive, la difusión que en diversas representaciones diplomáticas se debe dar a las creaciones nacionales al exterior.

Así mismo, y parte vital del debate, aparecen dentro del escrito, en el título IV, los porcentajes obligados de música chilena que las radiodifusoras y televisoras tendrían que ceder a su programación; que en aquellos tiempos rondaba en un pequeño 8%. Hasta que en 2010 se propuso, por parte de Enrique Estay, diputado chileno, el aumento al 20% de esta difusión artística.

En efecto, la propuesta pasó casi cuatro años dentro del tintero. Hasta que con la llegada de una nueva situación política en Chile y gracias a intervenciones desafortunadas de la ARCHI mediante discursos sobre “imposiciones” a la libre determinación de la programación radial, se retomó el tema en vísperas de su votación en este mes de marzo.

¿Será suficientemente válida la postura de la ARCHI en cuanto a esta libertad de programación? Se piensa, y me uno a la corriente, que no se puede postergar más una resolución a favor del incremento en un 20% a la difusión de música chilena en las distintas estaciones de radio del país austral. Sostengo el argumento en cuanto a que la libre determinación de contenidos no será cuartada, puesto que la música chilena, al igual que en el resto de América Latina, es tremendamente diversa; de esta manera, las radiodifusoras no verán cambios radicales en las tendencias a las que cada una sean afines.

Sin duda, tal vez, sí haya un sector que no vea con buenos ojos el aumento del porcentaje: la industria transnacional musical que impera con contenidos anglosajones. Y, cabe agregar, que tal comentario no pretende de ninguna forma menospreciar el legado que tales expresiones han dado a la cultura universal contemporánea (que dicho sea de paso, es grande la cantidad de artistas o agrupaciones chilenas que interpretan en el idioma inglés).

Instrumentación; géneros como el jazz, blues, rock and roll, pop, hip hop, etc; y demás contribuciones, son íconos de una aculturación que, bien o mal, los latinoamericanos nos hemos dado a la tarea de complementar y mestizar con expresiones propias. Expresiones que por sí solas logran fenómenos de internacionalización y que en regiones extranjeras son mejor preciadas en comparación con lo que acontece a nivel nacional; la verdad sea dicha.

Habremos entonces de mirar a demás incursiones para la difusión musical nacional dentro de otros Estados latinoamericanos. La ley de responsabilidad social en radio y televisión, o ley “resorte”, se aplica en Venezuela desde el año 2004; tal dictamen consiste en la difusión radial de un 50% de música nacional y establece que dentro del porcentaje restante, extranjero, un 10% corresponderá a música latinoamericana o caribeña. La ley de servicios de comunicación audiovisual, rige en Argentina desde el 2009 un 30% mínimo de difusión musical nacional, añadiendo una cláusula que exige que la mitad del último porcentaje en mención sea de propuestas artísticas independientes.[2]

Restará esperar el desarrollo del debate dentro de los recintos legislativos chilenos y una eventual resolución en este mes; se gestan actualmente diversas manifestaciones populares y artísticas que busquen presionar de manera externa a los congresos y logren así un fallo favorable a la causa de la industria sonora chilena; la industria creadora y trabajadora de la música, claro está.

Habremos los mexicanos de mirar un poco más hacia el sur para rescatar este tipo de gestas en favor de la educación a través de las artes. Aspecto que durante las últimas administraciones educativas en México se ha dejado un poco de lado, para defender una postura extraña de medir los índices educativos cuantitativamente…

La moneda de la diversidad cultural está en el aire; brindémosle el apoyo suficiente mediante la costumbre de la práctica artística, en aras de que la patria tenga bien puesto su corazón[3].



[1] Ley No. 19.928 sobre fomento de la música chilena. Publicada en el Diario Oficial del 31 de enero de 2004. Ministerio de educación / Subsecretaría de educación.
[2] Consultado dentro de la siguiente nota: http://rocknvivo.com/2010/09/03/20-por-ciento-de-musica-chilena-en-las-radios/

[3] Vals de la educación para todos. Inti Illimani. Canto al programa. 1970.

sábado, 1 de marzo de 2014

China medieval: herencia invaluable para Occidente

“Cuando China despierte, el mundo temblará.” -  Napoleón Bonaparte [1]
“En el mundo actual, toda cultura, toda literatura y arte pertenecen a una clase determinada y están subordinados a una línea política determinada. No existe, en realidad, arte por el arte, ni arte que esté por encima de las clases, ni arte que se desarrolle al margen de la política o sea independiente de ella…” – Mao Tse Tung

¿Qué tan acertada será esta aseveración de Bonaparte sobre una China, en su tiempo y según su apreciación, en estado somnífero? ¿Desconocía acaso las múltiples innovaciones chinas que forjaron y enriquecieron el actual modo de vida e, inclusive, a diversos artículos de carácter bélico? El propósito del presente ensayo es ese, desempolvar un poco de información sobre la gran cantidad de legados materiales que la civilización oriental aportó a la causa del desarrollo humano.
            
Dentro del ámbito militar, hemos sido testigos de una gran capacidad de destrucción y, paralelamente, de transformación por parte de dicha industria; no obstante a esta gran revolución occidental en cuanto a creación armamentista, China fue el parteaguas de gran parte de los instrumentos y tecnologías castrenses actuales. Algunos ejemplos son el uso pionero del arco y, posteriormente, de ballestas para el combate; con la adaptación de dispositivos que permitían el disparo secuencial de flechas, ideando las primeras armas automáticas de la historia. El uso, y creación, de la pólvora fue de igual manera aportación china. Blindajes con el uso de papel elaborado especialmente para el soporte de flechazos; aplicaciones de corrientes aéreas para idear los principios de las futuras aeronaves; la ingeniosa, aunque desafortunadamente aplicada, granada de fragmentación consistente, en aquellos tiempos, de flechas, entre otros conceptos más, son cimientos con los cuales ningún conflicto armado se puede explicar en nuestros días. Todo ello utilizado mucho tiempo antes que en Europa.
            
Y si se trata de adelantos que superaron lo hecho, o no realizado, mejor dicho, por los pueblos europeos, habremos de recalcar que toda esta exposición de fuerza no tendría cabida sin un proyecto de navegación de gran envergadura por parte de China; la cual, cabe resaltar, nunca tuvo intenciones de intervención dentro de otros reinos, sino intenciones comerciales, en menor medida gracias al desdén del Confucianismo hacia esta práctica, y de mera investigación científica y geográfica que sin duda enriqueció a la cultura y conocimiento que actualmente conocemos; que al mismo tiempo sirvió de referencia para las futuras, muy futuras, expediciones de Colón, Magallanes o De Gamma, por mencionar algunos ejemplos arquetípicos de excursionistas europeos. 
            
Dentro de la obra de Gavin Menzies, historiador de referencia obligada para una básica inmersión en la China medieval, [2] se menciona las incursiones del emperador Zhu Di y sus inmensas tripulaciones de eunucos[3], dirigidos por Zheng He, su último aliado y gente de confianza para la realización de las expediciones. Sin duda la historia que circunda a ese año mítico, 1421, es apasionante por el vasto reflejo que la pluma de Gavin da al lector a lo largo de la lectura; no obstante, hay que recalcar lo siguiente: Tales incursiones no eran las primeras, puesto que desde seis siglos antes habían ya comenzado los viajes de los grandes juncos chinos.
            
De hecho, en la misma inauguración correspondiente a Zhu Di de la Ciudad Prohibida, se relata la invitación a líderes de reinos árabes y de territorios cercanos como una muestra fehaciente del poderío que el imperio Ming había logrado hasta ese entonces; cabe destacar que ningún representante europeo hizo acto de presencia, pues en China se tenía poco interés de interactuar con civilizaciones atrasadas de aquella época.
            
La caída, imprevista, de la Ciudad Prohibida con directas repercusiones en contra de la continuación y fomento de las expediciones marítimas, relatos sobre la calidad inigualable y la incomparable maniobrabilidad de los juncos, aunado a un bien elaborado informe de la notable influencia de la cartografía china en las actuales representaciones gráficas del mundo son algunas de las características innatas de este libro.
            
En cuanto a una somera descripción y conclusión sobre el legado chino para la cultura occidental actual, podemos mencionar los siguientes aspectos:
·         
     La variedad innumerable de adelantos en materia militar; con la cual, no se concibe el actual funcionar de dicha industria, con repercusiones políticas, geopolíticas y económicas para gran parte del globo, reiterando su importancia para los países desarrollados de Occidente;
·         
      La cartografía y con ella una historia oculta que, hasta el momento, en numerosos sistemas de educación actuales se omite de manera deliberada; incursiones y descripciones que para la época se piensan titánicas son una realidad y muestra clara de que las civilizaciones consideradas como periféricas tienen la misma importancia histórica para su estudio como las europeas;
·         
    Elementos como la inscripción de estelas para la adjudicación de descubrimientos; el comercio interregional y las labores que actualmente consideraríamos como aduanales entre China y diversos puertos – para ejemplificar, el estrecho de Malaca, entre Indonesia y Malasia –; la aplicación de la llamada Diplomacia Horizontal dentro de la transportación de líderes para su guía a las celebraciones inaugurales de la Ciudad Prohibida, son solo algunos de los aspectos que pueden vislumbrar una nueva enseñanza de la historia; una historia con las dos caras de la moneda disponibles para quien así lo desee.

“Todos los países que están más allá del horizonte y en los confines de la tierra se han hecho súbditos, y hasta los más occidentales de los países occidentales o los más septentrionales de los países septentrionales, por muy lejos que puedan hallarse” [4] Así se plasmaba este pensamiento de Zheng He en una estela ubicada en Ch’ang Lo, China, durante el año de 1431. Actualmente China con una pasividad templaria ha repuntado dentro de la escena política y económica internacional, lo que nos llevaría, una vez más a interrogar: ¿Habrá sido premeditado el largo sueño chino que vaticinó Bonaparte? ¿Algún día, acompañado de este repunte chino como potencia emergente, se velará por una nueva redacción de la historia mundial?

REFERENCIAS RESTANTES:
·         La antigua China: Los maestros del viento y Armas personales. De la cadena Hostory Channel.

           




[1][1] Safire, William (1993), Safire's New Political Dictionary, Oxford University Press, New York.
[2] Menzies, Gavin. 1421: El año en que China descubrió el mundo. Editorial DeBolsillo, 2005. Pp. 29-144.
[3] Personajes de origen mandarín que prestaban apoyo a las múltiples expediciones a mar abierto, ellos con una historia peculiar que recomiendo al lector incursione.
[4] Menzies, Gavin. Op. Cit. P. 25.

sábado, 22 de febrero de 2014

Noche y ruido

-          “Creo que mañana olvidaré, para empezar me sobran lágrimas. Creo que mañana esconderé todas las penas que ayer alcé.” [1]  -      Hermanos Durán Fernández

El instrumento me llamaba hace rato, pienso que aún pide un poco de distorsión. Sin embargo, es demasiado el ruido que permea la psique en momentos como este; y tales ruidos, rompen códigos e infringen violencia sutil dentro de mi pensamiento, ¿acaso será que necesito quebrantar en vez de reformar?, ¿el cambio debe ser tan drástico?, ¿será que deseo fulminar la monotonía que infringe mi día a día y que, hasta el momento, no me había resultado tan agraviosa?

No me incomoda para nada el hecho de defender lo indefendible: una supuesta libertad de maniobra que me hace autónomo y que aún pienso en no doblegar. Ruido; estruendos sobre disturbios sociales en América Latina; estallidos al leer un micro anuncio desesperado de algún “vagonero” que amenaza con tener “cuidado con las carteras”; explosión al haberte visto renuente a hablar… Mientras, y de vuelta con la psique, me dice Nicanor (Parra) que cante una canción que no termine nunca. [2]

No le hago caso, pues si hoy deseo algo es que culmine la canción, que para mí representa el día de hoy; sea de manera súbita o mediante el fade out que los occidentales me enseñaron. Que finalice todo: responsabilidades, compromisos, labores y acciones. Que quede el ser expuesto y pueda decirte, sin ataduras, lo tanto que tiene que expresarte; ¿contenido de ese mensaje?, que la pena de la existencia mía sea la encargada, porque el pensamiento también quiere emplazarse a huelga[3].

Curioso, mi generación habla y escribe sobre un tal “11:11”; la red social cada día me indica que es tendencia. Eran las 11 con 11 minutos y, curiosamente, lo arriba descrito no se ha cumplido; tardé lo suficiente en reflexionarlo como para que pasará el minutero al número 12. Sigo pensando. El ruido sigue presente: mi hermano escucha una plegaria a una tal Jude desde un sofá anexo al escritorio. [4]  ¿Deseará, de igual manera romper sus códigos? Lo dudo, simplemente pernocta.

Y las guitarras aún claman desde arriba para ser desenfundadas. ¿Las necesitaré tanto como pienso que te necesito a ti? Si subo, las desenfundo y ejecuto, pronostico que representaré alguna canción extranjera o improvisaré hasta cansarme y decirme a mí mismo: ¿Ahora puedes ver que la representación tarde o temprano culminó en repetición? Y he ahí donde la vida vuelve a su forma circular[5]: sería tan desagradable convertirnos en uno de esos tantos casos cíclicos.

Media hora resta para que dé la media noche; tal vez ya ha sido demasiado el tecleo y Jara me recuerda que la vida puede ser eterna en 5 minutos[6]. Por supuesto, también te recordé como hace algún tiempo solía hacerlo. Ahora sí el ruido va a imponerse; y no porque quiera destruirte a base de simples acordes, solamente el ruido va a vaciar mi inconsciente, por el momento, para mañana regresar al camino labrado a base de rutina y disciplina. ¿Acaso con la repetición no se labran las grandes invenciones?[7] Pronto sabremos si en esa dirección habremos de ir juntos, espero que no, por nuestra tranquilidad y por lo mucho que te aprecio y admiro; lo podremos solucionar. [8]






[1] Los Bunkers. Pobre corazón.
[2] Nicanor Parra. Defensa de Violeta Parra.
[3] Violeta Parra. Qué pena siente el alma.
[4] The Beatles. Hey Jude.
[5] Café Tacvba. El ciclón.
[6] Víctor Jara. Te recuerdo, Amanda.
[7] Términos como la representación y la repetición atribuidos a una obra obligada para aquellos que deseen saber la intrínseca relación de la música con la economía política en la actualidad: Attali, Jacques. Ruidos: Ensayo sobre la economía política de la música. Editorial Siglo XXI. Francia, 2011.
[8] The Beatles. We can work it out.

viernes, 21 de febrero de 2014

El fin de la infancia: Crítica poscolonial, la otra mirada


Al referir al fin de la infancia, no hago entera mención a la novela de Arthur C. Clarke, que cabe resaltar resulta una historia sumamente interesante y elemental del género literario de la ciencia ficción, sino a un tema de la agrupación musical mexicana, Café Tacvba, que plantea en él la siguiente pregunta: ¿Seremos capaces de “bailar” por nuestra cuenta? [1]
           
Ideada por su autor, Joselo Rangel, no es un tema típico de pop/rock occidentalizado o, en el mejor de los casos, mestizado con instrumentación nativa; en cambio, sí representa con ritmo de música de banda, proveniente del sur de México, una visión de los vencidos, parafraseando a León Portilla. 500 años de bailar a ritmo de tendencias europeas: “La gente dice que el baile solo es una diversión, mientras el artista extranjero se lleva la comisión; hoy me quitaré el miedo a sentirme en la vanguardia sin tener que ir a New York para ver allá qué pasa”. ¿Cuestiones educativas? También son incluidas: “¿Para qué tirar la piedra si no estoy libre de pecado?, con todos los mestizos también me maleducaron. Porque ya estoy grandesito para decidir mi vida, 500 años frustrados creo que ya fue gran medida”.
            
Podemos dar cuenta de dos aspectos clave de la crítica poscolonial inmersas en esta canción: La historia del colonialismo mismo – en este caso, el proceso americano iniciado desde 1492 - y la búsqueda de un aprendizaje nuevo; es decir, la desoccidentalización o el interés de quitar el monopolio eurocéntrico de la historia y, en general, de la educación. Es menester dentro de esta tendencia de estudios destacar las aportaciones de autores como Lèvi Strauss con su “Teoría del discurso colonial”; Edward Said con la creación e interpretación del término “Orientalismo”, el cual evidencia la proyección y el deseo occidental de gobernar sobre las culturas del Oriente [2] (previo al artículo de Samuel P. Huntington a finales del Siglo XX con su Choque de civilizaciones); o la escritora y novelista Chimamanda Adichie con su crítica profunda a los prejuicios, frutos de las creencias y supersticiones, que recaen sobre diversas naciones africanas, por mencionar a muchos más estudiosos de la otra cara de la historia.[3]
            
Retomando la idea central que circula alrededor del tema el fin de la infancia y el hecho que implica la existencia de estereotipos o prejuicios sobre las costumbres y culturas nativas de países periféricos (término de Wallerstein), cabe agregar lo mucho que el género folclórico  de la música de banda es estigmatizada por diversas cuestiones en nuestro país. ¿En verdad esta expresión musical debe estar únicamente relegada a estratos económicos bajos o a gente considerada sin educación? ¿Tenemos que despreciar una expresión cultural fruto de un largo bagaje histórico y regional– que inclusive yo desconozco – por su exposición mediática en medios formales e informales de la industria, repetitiva, musical?
           
Como conclusión, no queda más que reconocerse por el camino recorrido, un camino propio y no uno que esté marcado por el sesgo de países o autores considerados como superiores. Quitarse la pesada “losa de subordinación” para redirigir el camino y pensar, a nivel individual, colectivo y conforme al Estado que representa México, hacia la reconstrucción de nuestra historia y, así, ser auténticos poseedores de nuestro porvenir.




[1] Café Tacvba. El fin de la infancia. Álbum: Re. 1994. Recomiendo la siguiente representación durante el Festival de Coachella, 2013:  http://www.youtube.com/watch?v=KtjUKGgSQdQ
[2] Robert J.C. Young. ¿Qué es la crítica poscolonial? Consultado el 19 de febrero de 2014 en: http://robertjcyoung.com/criticaposcolonial.pdf
[3] Chimamanda Adichie. El peligro de una sola historia. Consultado el 19 de febrero de 2014 en: http://www.youtube.com/watch?v=4gH5oB1CMYM 

viernes, 24 de enero de 2014

El Rock en México 1955 - 2010

- "Todo lo que fue volverá a ser y todo lo que es dejará de ser"-    Proverbio náhuatl

Haciendo una pequeña digresión que me acerque a un porqué de mi elección de hacer el estudio de las Relaciones Internacionales como vocación y futuro modo de vida, me llega a la mente un hecho fundamental: Mi temprana inmersión dentro del conocimiento de la escena musical popular del Siglo XX. Y no me cabe la menor duda de que ello fue un motivo de gran fuerza.

            ¿Se imaginan? Al escuchar las propuestas iniciales del Rock and Roll dentro de Estados Unidos (EE.UU.) y al darse cuenta la segmentación de un Chuck Berry o un tal Buddy Holly dentro de distintos sellos discográficos, hace reflexionar sobre los problemas segregacionistas que la Unión Americana tuvo que sortear en gran parte de su historia como Estado-Nación. ¿O qué tal los festivales multitudinarios que se realizaron a finales de la década de 1960 en donde se pregonaban discursos de amor mutuo y fin a la guerra? Siendo pequeño me tuve que preguntar qué guerra era la referida, al poco tiempo me lo haría ver Country Joe and the Fish con un tema de protesta: Su nombre era "Vietnam Song". El aparecimiento del Punk Rock en la década de 1970 como resultado del final de los llamados "Estados Benefactores o de Bienestar"; el surgimiento de la Music Television (Mtv) como símbolo de la cultura consumista de 1980; 1990 y los adelantos tecnológicos para la grabación, reproducción y ejecución de la música... Y el presente, matizado de nostalgia por el camino recorrido junto con un porvenir plagado de propuestas; cada una de ellas con su respectivo "mestizaje" dentro de ciertas zonas del globo.

            Habiendo sorteado ya una introducción que resuma la relación, casi simbiótica, de mi gusto por la música y mis estudios, llegué a un término clave dentro del andamiaje de este escrito: "El mestizaje". Pues si bien la escena principal del rock and roll fue acaparada por EE.UU. y el Reino Unido, la periferia mundial no estuvo exenta de las repercusiones culturales, artísticas y sociales del género en mención. Es así como llegamos a México y una conmemoración gráfica-sonora de sus, actuales, 54 años, en la exposición temporal: "El rock en México 1955-2010", dentro del Museo del Objeto del Objeto (MODO) ubicado en la colonia Roma.

            Cinco décadas marcadas por particularidades únicas; distintos contextos históricos, políticos, económicos y sociales que determinaron las modas y modos de convivencia. Iniciando por 1950 y 1960 como un periodo de tiempo en que la sociedad mexicana se desarrollaba económicamente hablando, fruto del "Milagro mexicano", en conjunción con un estricto resguardo de moralismos y tradicionalismos; musicalmente hablando era "la era del cover", algunas veces adaptados a nuestra lengua materna y en otras interpretados en el idioma inglés. La correlación entre el férreo control gubernamental y una nueva actitud de rebeldía en la juventud vendría a finales de 1960; ahora con amplitud en las tendencias de consumo, la "liberación" de la mujer con movimientos feministas y la aparición de las pastillas anticonceptivas, aunado con la influencia que tuvo la Revolución Cubana dentro de los círculos intelectuales, académicos y del estudiantado universitario, daría cabida a la cerrazón de la moral contra las nuevas expresiones; poco a poco dentro de la escena del rock se abrirían paso los grupos que con ideas y letras propias marcarían la entrada a 1970. De la exposición puedo rescatar el increíble acervo gráfico de dicho periodo; entre ellos boletos, propaganda e imágenes: Épico fue ver un ticket de una de mis bandas favoritas, The Byrds, en una presentación en México, llevada a cabo en el Estadio de la Ciudad de los Deportes en 1969; otro auténtico alimento a mi espíritu fue tener en frente de mí un bajo Fender Precision antiquísimo, jamás olvidaré la maquinaría de dicho instrumento: "Con los engranes de fuera", pensé.

            He aquí donde se alcanza una auténtica línea divisoria que marca un antes y un después, musicalmente y socialmente hablando: "El fetival rock y ruedas de Avándaro"; año 1971, Estado de México. Inicios de la administración de Luis Echeverría Álvarez; había terminado "el desarrollo compartido", antes remarcado, e iniciaba una dirigencia que a sí misma se asumía en un papel de benefactora y conciliadora con los sectores previamente agraviados..., por supuesto, para nuestro menester (el rock and roll mexicano), eso no se cumpliría al escucharse en una transmisión directa del festival lo siguiente: Una mentada de madre. Tal grito fue el motivo de la desaparición del Rock and Roll en la vida pública del país, relegando a gran cantidad de agrupaciones a lo "subterráneo"; es decir, a escenarios ubicados en la zona periférica del Distrito Federal. Inclusive, y en otro orden de ideas, podemos incluir el manejo de la política exterior de LEA como un aspecto que no solo modificó la vida política-social interna, sino, también, el manejo que la música tuvo en cuanto a proyección y promoción. ¿De qué servía enaltecer a gran cantidad de artistas folcloristas de la región sudamericana si, a la vez, se mantenía a raya las expresiones musicales juveniles en México? "Candil de la calle, oscuridad de la casa". Tal dicho no podría ser más afín a las intenciones de nuestro ex presidente; sin duda se agradeció su intento de liderazgo para el denominado "tercer mundo", no obstante, no fue lo suficientemente coherente con la proyección del acontecer nacional. Hoyos funky, la década de 1970 hasta mediados de 1980 se resumió a tal término. ¿Qué rescaté de la exhibición del MODO? Documentos de la ya extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), dependiente de la Secretaría de Gobernación mexicana, sobre las actividades "inmorales" que acontecieron durante la tocata de Avándaro. En efecto, aquella agencia de inteligencia gubernamental que encumbró políticamente a personajes peculiares como Miguel Nazar Haro y Fernando Gutiérrez Barrios se daba el tiempo para realizar interrogatorios a asistentes y sus respectivos familiares sobre posibles filiaciones políticas de gente que solo cometió el error de “exhibirse de manera desinhibida” y escuchar música al aire libre. Ilustrativo, en toda la amplitud de la palabra.

            Transcurrirían dos periodos presidenciales y todo el trabajo realizado en ejercicios anteriores en materia macroeconómica se vendría abajo por la "petrolización de la deuda". Llegaba al poder Miguel de la Madrid Hurtado e iniciaba con un mensaje de "austeridad" en todos los aspectos de la vida nacional. Y así fue, comenzaban las recetas neoliberales que enmendarían nuestra realidad económica: "Debo no niego, pago no tengo", hasta que en la mañana del 19 de septiembre de 1985 la madre naturaleza nos sorprendió con movimientos telúricos que serían parteaguas dentro del auge de diversas Organizaciones Civiles y No Gubernamentales, para colocar un ejemplo claro. El Rock and Roll no estaría exento de tales cambios. Desde tiempos antes a la desgracia, para ser precisos hablamos después de 1982, surgían oleadas de "chavos-banda" que emulaban a los punks ingleses de la década anterior; a su vez, y acompañados de círculos de izquierda, incluidos partidos de dicho espectro político, aparecían intérpretes "rupestres" que, en verdad, predicaban con el ejemplo asumiendo una actitud e imagen realmente austera. Rodrigo González, proveniente de la región norte de México, sería el máximo exponente de tales expresiones y, lamentablemente, una víctima más del terremoto que fragmentó la capital del país. Como un trágico intercambio, "Rockdrigo" fue ofrecido a la Pachamama a cambio de una oleada renovada de bandas mexicanas que dotarían de ritmo y mensaje a diversas causas de la sociedad civil post-temblor. Desde las marchas en favor de reubicación de sectores sin vivienda hasta los "mítines" del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en 1986, ahí hacían acto de presencia agrupaciones que labrarían un arduo camino hacia la consagración del género en los años venideros.

            Y como se ha visto a lo largo de este escrito, la escena de este género musical no sería ajena a lo que la década de 1990 deparaba para la realidad mexicana: La consolidación del "libre mercado". Breves lapsos de estabilización en la economía mexicana acompañados de "errores" fatídicos que ni los mismos Chicago boys pudieron solucionar; todo ello sin olvidar la convulsión social existente en los sectores universitarios (1999) y en poblaciones indígenas localizadas en el sureste de nuestro país. Literalmente estábamos presenciando un adelgazamiento del Estado nunca antes visto; es más, tales eran los desprendimientos de instituciones estatales e inmuebles que un ícono de los Juegos Olímpicos de 1968 pronto se convertiría en foro obligado para la consolidación de las bandas de rock mexicanas, contextualizadas en la reapertura del sistema ante la música en mención. Palacio de los Deportes y el Autódromo Hermanos Rodríguez serían ahora administrados por una empresa privada, OCESA, para la organización de diversos espectáculos; algunos de ellos, nunca antes vistos. La señal era clara: la música tenía que dar un paso conjunto a las tendencias de macro consumo; ser incluida dentro de la cultura económica del mexicano al consumirla, aún más, a manera de representaciones en vivo y por consumo individual en forma de casetes o discos compactos.

            Por otra parte, y retomando la retroalimentación que los movimientos sociales dotaban a la composición y estructuración del Rock en México, tenemos lo que a mi parecer fue una década activa; en la cual, se "internacionalizó" la escena mexicana. Festivales pro-Derechos Humanos (incluidos los realizados a favor de la causa del Ejército Zapatista de Liberación Nacional), los inicios de los conciertos "Vive Latino" y álbumes como "El Circo", de la Maldita Vecindad, y "Re", de Café Tacuba, fueron tal parte-aguas de nuestro actual posicionamiento dentro del rock en habla hispana; me atrevo a decir que a la par de nuestra contraparte argentina y, a título personal más de mi agrado que la última, chilena. Dentro de los baluartes exhibidos dentro del MODO se pueden observar diversas fotografías, prendas, compact discs y gran cantidad de instrumentos musicales; en su mayoría guitarras de gran envergadura, predominantemente de marcas como Fender y Gibson.

            A manera de conclusión sobre esta remarcada relación entre la vida pública de un país y sus representaciones artísticas, podemos observar cómo la música influye y se antepone al acontecer diario dentro de una Nación o un Estado; y no solo en el género del cual se expresa el presente artículo, sino en la mayoría de las propuestas de dicha arte. La música puede decirnos mucho mediante su discurso o su instrumentación de un contexto histórico en específico; por ello, y como auténtico soundtrack de la posguerra, el Rock and Roll ha sido continuo relato desde mediados del siglo pasado. Y México no ha sido la excepción, si consideramos nuestra vecindad con los EE.UU. como un factor de gran peso de aculturación; así como, por colocar un ejemplo más, en la música Rock argentina y chilena encontramos cierta influencia de corrientes inglesas debido al largo devenir histórico entre dichos países.

            Hasta el día 16 de febrero del presente año se tiene como plazo para visitar esta exposición en el Museo del Objeto del Objeto, ubicado en la calle de Colima 145, colonia Roma, de la capital mexicana. No dejen pasar la oportunidad de disfrutar el inmenso acervo que se presenta, fruto de un arduo trabajo de recopilación.