domingo, 22 de diciembre de 2013

Generalidades del Comité Internacional de la Cruz Roja

Introducción:
De reciente acontecimiento y aún permanente en la memoria colectiva humana, encontramos a las afectaciones en Filipinas por un tifón dentro de un sinfín de situaciones parecidas en donde por una causa “ajena” a la acción humana, la población civil se ve inmersa en situaciones de precariedad y crisis en materia humanitaria; y no solo debido a factores ajenos al actuar del ser humano, también se han padecido situaciones desesperadas a causa de guerras o diversos conflictos armados de carácter interno o internacional. ¿Acaso tampoco hemos sido testigos de la atención sanitaria dada de manera interna, en México, por la Cruz Roja?

De tales hechos radica la razón de ser del presente ensayo, pues la presencia de esta organización de carácter internacional en conflictos bélicos, desastres naturales y ayuda sanitaria en sus países sede, es característica de la vida nacional e internacional. Por ello, segmentaré el contenido del escrito en las siguientes partes:
  •     Historia y el porqué de la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja;
  •        Asistencia Humanitaria, concepto del cual gira el accionar de la organización;
  •         Su organización a nivel mundial y en los países sede y;
  •   Acciones de ayuda en conflictos bélicos y desastres naturales, rescatando dos hechos internacionales y otros dos en donde se ha intervenido en ayuda de la población en México.

           
Historia:

Para dar inicio a la síntesis histórica de la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja (en adelante, CICR), hay que remontarnos al siglo XIX (1863) en la “Batalla de Solferino”, Italia, donde tras tal encuentro con la guerra, un reducido grupo de cinco personas suizas y Henry Dunant, decidieron darle formalidad a la ayuda a favor de combatientes heridos y enfermos, pues dicha asistencia tiene registros de existencia previa gracias a obras de buena voluntad.

Habiendo fundado, en primera instancia, el “Comité Internacional de Socorro a los Heridos”, será hasta 1864 cuando se formalice la asistencia humanitaria mediante los “Convenios de Ginebra”; este primer convenio estableció la necesidad de prestar asistencia a soldados heridos con carácter de neutralidad; es decir, prestar los servicios a ambos bandos de la contienda. En el mismo documento se habría de formalizar el emblema de los servicios sanitarios: Una Cruz Roja sobre un fondo blanco. (Cabe destacar que para los países musulmanes existe la “Media Luna Roja”, proveniente del periodo de 1876 a 1878, donde se enfrentaron Rusia y Turquía, pues los Otomanos sugerían que la cruz hería susceptibilidades de los musulmanes; hasta 1929 se reconoció oficialmente el uso de la Media Luna Roja, además del León y Sol Rojos.)[1]
            
Para 1899 se añadiría una nueva legislación a favor a las víctimas a nivel del mar: El “Convenio Internacional para la protección de los heridos náufragos en las guerras marítimas”. A raíz de la entrada al nuevo siglo, se diversificó tanto la acción del CICR como el avance tecnológico en cuanto armamento y la ampliación de los campos de batalla dentro de las contiendas bélicas; de tal manera llegará el año 1914 y el inicio de la Primera Guerra Mundial; con ello, iniciaron los trabajos en servicios de ambulancias y asistencia directa a personal dentro de los hospitales.
            
Al término de la contienda mundial, dentro del periodo entre guerras, acontecerá en 1919 la fundación de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, futuro órgano de coordinación y apoyo al movimiento del CICR; en 1929 se establecerá el “Tercer convenio sobre prisioneros de guerra”, ello fruto de la experiencia dentro de la Primera Guerra Mundial, pues fueron recurrentes los casos de captura y las pocas posibilidades que los prisioneros tenían para ser readaptados a una vida civil y en conjunto con sus seres queridos.
            
El orden cronológico, como ahora lo conocemos, preveía dentro de veinte años a partir de 1919 el inicio de la Segunda Guerra Mundial; con ella no solo entraría la hecatombe ya conocida, también implicaría una derrota al sistema legal existente, debido a la inexistencia de protección a la población civil, puesto que los avances se registraban dentro de la ayuda a personal militar, náufragos y a los prisioneros de guerra. Inclusive el mismo CICR dentro de sus reportes oficiales señala la buena aplicación de ayuda en campos de batalla y la gestión para la liberación de militares retenidos de manera ilegal; sin embargo, de la misma forma reconoce su rotundo fracaso ante la “solución final hitleriana”, es decir, el holocausto judío, debido a que ante las carencias jurídicas sus delegados tuvieron que sortear imprevistos y actuar como ellos creyeran convenientes. [2]
            
A partir de 1945, se realizarían los trabajos necesarios, dentro de la comunidad internacional, para resarcir los daños; por ello, en 1949 se suscribiría el “Cuarto convenio sobre población civil de víctimas de los conflictos armados”. Desde dicha época hasta los años setenta del siglo XX, se registrarían diversos altercados de carácter internacional, como el conflicto árabe israelí, por citar un ejemplo, en donde el CICR intervendría en materia de ayuda humanitaria; no obstante, ante años de convulsiones internas dentro de algunos estados (el caso del continente americano es totalmente ilustrativo), en 1977 se adaptarían a los convenios anteriores dos nuevas reformas: La primera sobre la protección de víctimas de los conflictos armados internacionales; la segunda, sobre la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional. [3]
            
Actualmente se conservan las acciones de protección ante desastres naturales y ante desastres de origen humano; no obstante, es menester dar mención a un concepto ya reiterado dentro del presente ensayo: “La asistencia humanitaria”, dentro del Derecho Internacional Humanitario, en primera instancia, y en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Asistencia Humanitaria, concepto y campo de acción:

Como bien se mencionó en el preámbulo, a lo largo del desarrollo de catástrofes naturales y humanas se han infringido el cumplimiento de normas que rigen las situaciones, y las repercusiones, en sus protagonistas o participantes; de ahí el surgimiento del Comité Internacional de la Cruz Roja para lograr la salvaguarda de la vida e integridad dentro de diversas situaciones.
            
Acompañado de tales intenciones, se debe acuñar los conceptos de “Ayuda Humanitaria” dentro de dos vertientes del Derecho Internacional; las cuales a continuación se esbozan:
  • ·         Para el “Derecho Internacional Humanitario”, la asistencia humanitaria representa la provisión de servicios o el suministro de bienes que, de forma humanitaria, imparcial, neutral y con el consentimiento del Estado en que se presta, tiende a lograr la preservación de la vida y las necesidades básicas de supervivencia de la población civil afectada por un conflicto armado; [4]
  • ·         Mientras que el “Derecho Internacional de los Derechos Humanos” se ocupa de prevenir abusos en contra de la población civil por parte de una élite gubernamental (bajo la experiencia de lo acontecido durante la Segunda Guerra Mundial). Algunos autores marcan como referencia de estos estudios jurídicos el surgimiento de algunas Organizaciones no Gubernamentales (ONG). [5]

            
Cabe reiterar que dicha asistencia humanitaria no solo es aplicable para enfrentamientos bélicos, de igual forma trata cuestiones relacionadas a catástrofes naturales, sean inmediatas o a largo plazo; inundaciones, terremotos o sequías son motivo para movilizar ayuda encausada a socorro médico, donación de alimentos y acciones de reconstrucción de vivienda para la población siniestrada. [6]

Organización del Comité Internacional de la Cruz Roja:

Habiendo esclarecido el concepto y campo de acción de la ayuda humanitaria, se esbozará la manera en cómo se distribuyen las responsabilidades dentro del CICR; no sin antes dar mención a los siguientes puntos básicos que rigen a la Organización:
  • ·   Humanidad: Dentro del marco nacional e internacional, es dotar de ayuda sin discriminación a personas en toda situación; respeto a la vida, a la salud y, en general, a la persona humana;
  • ·     Imparcialidad: No distinguir entre razas, religiones, condiciones sociales ni ideología política;
  • ·     Neutralidad: No tomar parte en las hostilidades;
  • ·  Independencia: Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (SNCR) deben ser autónomas y siempre regirse bajo las normas del Movimiento Internacional de la Cruz Roja (MICR), pero siempre coadyuvando con los gobiernos, en materia humanitaria, dentro de su respectivo marco legal;
  • ·    Servicio voluntario: Además de desinteresado;
  • ·  Unidad: Solo debe existir una sola Sociedad Internacional de la Cruz Roja en cada país, y dicha SNCR deberá estar abierta a todas las demás;
  • · Universalidad: Como Organización Internacional, sus SNCR son iguales en derechos y responsabilidades.

            
Tales especificaciones son importantes de mencionar, pues gracias a su cumplimiento se debe la actual reputación de la organización como apoyo de los Estados para el cuidado del Derecho Humanitario y de Derechos Humanos; de ahí también radica la importancia del respeto a la legislación de cada país sede.

 Para la comprensión del MICR, hay que destacar a cuatro órganos internos que facilitan la delimitación de funciones, tanto a nivel internacional como a nivel de cada Estado al que presta sus servicios:
·         
  •      Comité Internacional de la Cruz Roja: Ya habiendo establecido su historia y la calidad fundadora que esta tiene, se debe mencionar que gracias a las necesidades de diferentes países, el CICR tuvo que delimitar acciones mediante los siguientes integrantes clave:
  • ·         Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (SNCR): Además de prestar ayuda a heridos en campos de batalla a nivel macro, se le atribuyen las siguientes funciones internas: Socorrismo, primeros auxilios, servicio de ambulancia, atención médica y paramédica, organización de bancos de sangre, ayuda social a los más desfavorecidos, labores de asilo y refugio, combate a la drogadicción y programas para la preservación del medio ambiente; todo ello enmarcado en el respeto a los principios fundamentales de la organización (ya mencionados en líneas anteriores).
  • ·         Federación Internacional de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (FISNCR): Figura que debe su concepción gracias a cada una de las Sociedades Nacionales, puesto que la Federación se encarga del fomento, desarrollo y estructuración de las SNCR con el objetivo de ser participes ante una emergencia o catástrofe de gran escala.
  • ·         Conferencia Internacional de la Cruz Roja: Como bien lo indica su nombre, es una conferencia que se realiza cada cuatro años y es el máximo órgano deliberativo de la Cruz Roja. De importancia resulta que en ella se reúnen miembros y órganos internos de la Cruz Roja Internacional y Estados, de cada sesión se acuerdan la aprobación de estatutos, misiones y responsabilidades del CICR, de las SNCR o de la misma Federación. [7]


Otro aspecto importante de la organización es su financiación, puesto que como Organización Internacional No Gubernamental (OING) no percibe lucro alguno; sin embargo, para su subsistencia requiere de contribuciones voluntarias de parte de: Los Estados parte del Convenio de Ginebra, las SNCR, Organizaciones supranacionales (El ejemplo de la Unión Europea) y de diversas fuentes públicas y privadas. La rendición de cuentas y de labores corre a cargo de la publicación anual de “informes de actividades. [8]
            
Como actor en el escenario internacional vigente, podemos ver que el CICR es una organización privada con una funcionalidad de Organización Internacional; su personalidad jurídica le permite establecer relaciones con Estados-Nación y Organizaciones Internacionales Gubernamentales (OIG), esto mediante el establecimiento de acuerdos y tratados que le permiten ser sujeto del Derecho Internacional. [9]

Asistencia Humanitaria a nivel internacional y a nivel nacional, el caso mexicano:

A 150 años de la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja, y como bien se ha mencionado anteriormente, se ha trazado una larga historia de prestación de servicios voluntarios para la ayuda humanitaria; pese a ello, en el presente escrito, dentro del término macro, solo abarcaré dos sucesos en donde el CICR ha tenido a participar. Dos sucesos, uno provocado por las inclemencias de la Madre Naturaleza y otro fruto de la intolerancia, realismo humano.

Terremoto y Tsunami en Chile, 2010:

El 27 de febrero de 2010, se presentó en Chile un terremoto de 8.8 grados Richter con un posterior tsunami; las zonas altamente afectadas comprendieron desde Copiapó, región de Atacama, y Puerto Montt, región de los Lagos; es decir, 9 de las 15 regiones administrativas del Estado Sudamericano.

A raíz de tales sucesos, la Cruz Roja Chilena (CRCh), con el consentimiento de las autoridades inició las movilizaciones con el objetivo de atender las necesidades poblacionales bajo aquellas circunstancias. El panorama era complicado: 525 víctimas fatales, 220.000 hogares con daños estructurales serios, 2.000.000 de personas afectadas en la zona urbana del “Gran Concepción”, entre demás números, fueron tarea para 1.750 voluntarios y 1.371 colaboradores de la CRCh.

Podemos delimitar el campo de acción de la “Operación Terremoto” dentro de comunidades apartadas, puesto que el Estado Chileno se limitó a ofrecer mayoritariamente su ayuda los conglomerados urbanos principales, retrasando y mermando aún más las condiciones de vida de la gente que residía en la periferia. Dentro de las acciones emprendidas, podemos destacar las siguientes: Soluciones para el alojamiento de los desamparados, intervención en salud, control de epidemias, apoyo psicosocial, saneamiento del agua, promoción de la higiene, cursos metodológicos de salud y de primeros auxilios comunitarios; ayuda a sectores agrícolas y la formación de un Comité Estratégico de Movilización de Recursos para el financiamiento de la ayuda, en alianza con el sector privado y el sector público.

Como bien se estableció en la reseña de funciones de la Federación Internacional de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (FISNCR), en las operaciones de ayuda se contó con la cooperación presencial de las “cruces rojas” americana, española, japonesa, colombiana, alemana y suiza; en materia de complementación monetaria estuvieron presente la “media luna roja” de Kuwait y las “cruces rojas” americana, británica, canadiense, sueca, neozelandesa, japonesa, holandesa, argentina y australiana principalmente, porque es evidente que la solidaridad entre Sociedades Nacionales de la Cruz Roja se debe manifestar entre los países sede. [10]
“El 24-F” fue una de las tantas, y recientes, muestras fehacientes de infortunios naturales que asolan y dejan en estado de vulnerabilidad a la humanidad. También resulta ejemplar la capacidad de respuesta de Organizaciones como la Cruz Roja, pero es aún más encomiable el papel del voluntariado en este tipo de acontecimientos; sin duda importante para el logro de metas dentro de cualquier organización civil.

Genocidio étnico y político en Ruanda, 1994:

En palabras de Phiilippe Gaillard, comisionado del CICR en Ruanda durante el periodo 1993-1994, para la Organización no se habían presentado semejantes dificultades de operación para ayuda humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial; y es comprensible si observamos la cantidad de muertes (alrededor de 1.000.000) y el sin fin de violaciones perpetradas en 1994, con motivo de ambiciones de poder y “diferencias étnicas” entre Hutus y Tutsis, precedidas por el asesinato del presidente Habyarimana como detonante.

Con un panorama tan desolador, bandidajes, ajustes de cuentas, pillaje, violaciones, matanzas étnicas y asesinatos políticos, el CICR sorteo una gran cantidad de imprevistos para la ayuda humanitaria; algunos de ellos fueron el establecimiento improvisado de hospitales, detenciones y agresiones en contra de ambulancias de la Cruz Roja, el asesinato de heridos dentro de instalaciones médicas, entre demás prácticas contrarias al espíritu internacional de apoyo desinteresado, y respeto, a las víctimas de agresiones dentro de un conflicto armado.

Inclusive dentro de las mismas memorias de Gaillard se retoma el abandono de diversas Organizaciones No Gubernamentales, Cuerpos diplomáticos, Organismos de Naciones Unidas, así como diversos proyectos de cooperación y desarrollo, consecuente de la población ruandesa; significativa fue la drástica reducción de elementos de las Tropas de Naciones Unidas (De 2.500 a 300) y la sorpresiva desaparición de la “Misión de las Naciones Unidas para la asistencia a Ruanda (MINUAR)”, mostrando la opacidad e indiferencia por parte de gran parte de la Comunidad Internacional.
No obstante a todas las vicisitudes acontecidas en Ruanda, el CICR logró cierta coordinación entre Ginebra y Nairobi, Kinshasha, Bujumbara, Kabale, Goma, Bukovu, Kabgayi, Ngara, Kampala y Kigali, en Ruanda, para el rescate y ayuda de aproximadamente 10.000 heridos, tanto Hutus como Tutsis. Sin embargo, podemos concluir que tanto para la Cruz Roja, a pesar de los logros obtenidos, como para la Sociedad Internacional, lo acontecido en aquel país africano representa un auténtico fracaso para la lucha por el respeto a la vida y es una página negra más dentro de la historia universal. [11]

Terremoto en México, 1985:

 La Cruz Roja Mexicana (CRM) inicia operaciones formales en nuestro país durante los últimos años de la administración Porfiriana (1910) y es reconocida por el CICR (1912) y por la Federación de Sociedades Nacionales (1923). Desde sus inicios, ayudó ante la insurrección revolucionaria, diversos desastres naturales e incluso durante las agitaciones estudiantiles de 1968; sin embargo, en septiembre de 1985, en conjunción con la organización civil  y el Estado mexicano, las operaciones de rescate, ayuda y sanidad se incrementaron en aras de levantar de las ruinas al Distrito Federal.

Con una intensidad de 8.1 grados dentro de la escala Richter, y con duración de casi cuatro minutos, la capital mexicana sucumbió ante un movimiento sísmico y diversos edificios públicos y de particulares, predominantes aquellos que tenían más de siete pisos, fueron devastados en un abrir y cerrar de ojos; la situación era aún más precaria si consideramos el hecho que muchos hospitales también desaparecieron durante los movimientos telúricos.

Para ello, rápidamente se conformó la Comisión Metropolitana de Emergencia; la cual, se conformó con un representante de organizaciones del Estado (Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE), organizaciones de carácter privado e internacional (Organización Panamericana de la Salud y la Cruz Roja) más demás instituciones de salud. Sus principales objetivos se regían en los ejes:
  • ·         Evaluaciones de riesgo y daños a infraestructura de salud;
  • ·         Identificación de necesidades y entrega de recursos para la atención de la emergencia médica;
  • ·         Maximización del uso de la red hospitalaria disponible, fuesen públicas o privadas;
  • ·         Creación de una red amplia de información para la gestión adecuada de la sensible situación;
  • ·         Vigilancia de la calidad del agua para evitar la propagación de enfermedades transmisibles;
  • ·         Coordinación de esfuerzos con el Departamento del Distrito Federal y otras entidades del Gobierno Federal para la mejora de la atención durante la emergencia.[12]

Como se mencionó y en los ejes torales de la Comisión Metropolitana de Emergencia se estableció, el máximo aprovechamiento de las instalaciones sanitarias era prioridad y la Cruz Roja Mexicana proveyó de gran cantidad de recursos, monetarios y humanos, e infraestructura para lograr el dicho cometido; “La Cruz Roja de Polanco” fue un edificio representativo para aquel año, pues en él se empleo gran cantidad de ayuda humanitaria para los heridos y para sus familiares.

    Por algunos ejemplos, para no generalizar diciendo “la mayoría”, el papel que fungió la población civil para la superación de la desgracia fue encomiable; las muestras de solidaridad interminables, todo ello ante una “reacción” opaca y sumamente lenta del gobierno de Miguel de la Madrid. [13]
   
   Como Elena Poniatowska retoma en “Nadie, nadie: Las voces del temblor” [14], las acciones gubernamentales se limitaron a establecer el pensamiento “México está en pie”, cuando en la realidad existían millares de personas sepultadas bajo escombros, regulado por un Plan D-N III del Ejército Mexicano limitado al cerco de zonas de peligro; increíble también resulta la actitud estatal de rechazar la ayuda internacional y después solicitarla; “que siempre sí se requiere”, se pensaba en las altas dirigencias de México.
     
     La Cruz Roja Mexicana mediante el voluntariado, la solidaridad del CICR y de la FISNCR y siempre bajo los principios solidarios que de ella emanan, lograron cierto aliciente para el restablecimiento de la normalidad en la capital mexicana; gracias a ello ahora se cuentan con ciertas mejoras en materia de protección civil y basta ver que en cada acto conmemorativo del “19-S”, se cuenta siempre con la presencia de rescatistas, paramédicos y ambulancias de la CRM.


Conflicto armado en Chiapas, 1994:

Con motivo de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el primero de enero de 1994 el Estado mexicano despertó con la noticia de una sublevación armada en el sureste del país, específicamente dentro del Estado Chiapaneco. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) da a conocer “La primera declaración de la Selva Lacandona”[15]; en la cual, no solamente se establecen los lineamientos de la contienda bélica en contra del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, también se hace un auto reconocimiento del EZLN como actor beligerante y sujeto de las leyes de guerra provenientes de las Convención de Ginebra; por lo tanto y para efecto práctico de esta sección, se pide la intervención de el CICR para el auxilio de los contendientes.

Habiendo el EZLN establecido una abierta declaración de guerra, se inició la contienda en contra del Ejército Mexicano. El CICR en conjunto con la Cruz Roja Mexicana, intervino para esa etapa del conflicto con la ayuda humanitaria que toda colisión armada requiere, es decir, la atención a heridos en el campo de batalla y dentro de zonas hospitalarias; además de fungir como mediadora en el conflicto por su carácter neutral. Puesto que las operaciones militares del Ejército lograron cercar y contener de manera rápida los núcleos zapatistas, las acciones del CICR, la CRM y en conjunción con las Sociedades Nacionales de España y Alemania se centraron al combate del hambre en zonas susceptibles por el conflicto armado; se debe resaltar que Chiapas era, y persiste en ser, un estado de la República Mexicana con grandes carencias y muy ligado a actividades agrícolas. [16]

En adelante y hasta 2004, con el término oficial de las operaciones de ayuda, en cifras se pueden rescatar la distribución de, aproximadamente, 8.000 toneladas de alimento; la difusión para la creación de huertos, los cuales pretendían ayudar a resolver el tema de las personas desplazadas, proveyéndolas de una forma de auto manutención. En cuanto a ayuda médica, se estimó un número de 91.800 consultas; se creo una tienda comunitaria; instalación de redes clínicas y fortalecimiento de puestos de salud; los cuales, al final de la intervención, quedaron en manos de las instancias estatales. Si bien la ayuda oficial terminó su implementación en el año en mención, se sigue la situación chiapaneca desde la sede regional de la Cruz Roja en la Ciudad de México.[17]

Pese a todo lo dicho, no se dejan a un lado las múltiples denuncias de violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos ejercidas por el Ejército Mexicano, organismo del Gobierno Federal, tanto a cargo de Salinas de Gortari como de Ernesto Zedillo. De igual manera resultó, y actualmente se pugna por ello, deleznable el asesinato de campesinos, por parte de grupos paramilitares, en la región de Acteal en 1997, hecho por el cual el CICR decidió establecer una vigilancia permanente en Chiapas, cabe destacar. [18]  

Conclusiones:

Tras haber realizado una revisión histórica, organizativa y acompañada mediante ejemplos de diversas intervenciones humanitarias, se presentó en este ensayo las generalidades jurídicas y de acción del Comité Internacional de la Cruz Roja. Desde su fundación en 1864 hasta la época actual, el Movimiento de la Cruz Roja traspasa fronteras en aras de dotar apoyo neutral y desinteresado; siendo una Organización de carácter no gubernamental con ciertas capacidades que la hacen trascender en el medio internacional.
            
Sin embargo, queda aún mucho trecho por recorrer si se pretende lograr una aplicación justa de las legislaciones internacionales que protegen a colectividades e individuos en cualquier zona del planeta; esto se plantea así pues las arbitrariedades que provocaron conmoción en la Alemania del Tercer Reich, por mencionar un ejemplo arquetípico, fueron repetidas una vez tras otra en los conflictos de Vietnam, durante la fragmentación yugoslava, en las dos invasiones de occidente a Irak, en el magno genocidio ruandés, en la región africana de Darfur, etcétera. Prueba fehaciente de un compromiso endeble por parte de la comunidad internacional para la resolución de conflictos.
            
En cuanto al origen de las catástrofes de causa natural, mucho se ha dicho ya sobre ello; no obstante, aún persisten prácticas que muestran cierto desinterés por el llamado “cambio climático”, por parte de los Estados-Nación que rehúsan ser parte de convenios o tratados que coadyuvan para la limitación de prácticas contaminantes; así como de empresas privadas que con el objetivo de competir en el mercado, arrasan con ecosistemas y generan rezagos en la población en donde establecen sus centros de producción, los cuales, cabe resaltar, se encuentran predominantemente en la zona-periferia, recordando a Wallerstein. Por supuesto que el papel del individuo no queda exento de responsabilidad alguna, debido a que bajo el principio económico fundamental: Sin la demanda, exacerbada, sería difícil la existencia de la gran oferta actual.
            
Pese a la realidad que se percibe, culmino el escrito resaltando la muy importante obra que ha realizado el Comité Internacional de la Cruz Roja y sus respectivas Sociedades Nacionales, no sin antes darle crédito a su funcionalidad y resistencia al paso del tiempo gracias a los millones de afiliados y voluntarios, que sin su apreciable esfuerzo no sería posible el cumplimiento cabal del término “desinteresado” dentro de la ayuda humanitaria.

Queda así abierta una nueva posibilidad, por qué no, a todo Internacionalista que esté deseoso de prestar su apoyo a gran cantidad de causas justas. Que así sea.






[1] Recuperado de: http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/emblem-history.htm
[2] Informe del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre su actividad en la Segunda Guerra Mundial (Primero de septiembre de 1939 al treinta de junio de 1949), Volumen III, Acciones de socorro. Ginebra, 1948; recuperado de: http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdlg6.htm
[3] Recuperado de:  www.icrc.org/spa/resources/ihl-databases/index.jsp  y;        mision.sre.gob.mx/oi/index.php?option=com_content&id=94%3Aorgcicr&catid=13%3Acontenidoorganismo&Itemid
[4] Stoffels, Ruth Abril. La asistencia humanitaria en los conflictos armados. Valencia, España: Cruz Roja Española, Centro de Estudios de Derecho Internacional Humanitario, 2001. P. 41.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem. P 36.
[7] Peytrignet, Gérard. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), agente de implementación de la normativa del Derecho Internacional Humanitario (DIH). México: Instituto Interamericano de Derechos Humanos/Serie de estudios básicos de Derechos Humanos Tomo III.  (biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/183719.pdf)
[8] Recuperado de: www.icrc.org/spa/who-we-are/finances/index.jsp
[9] Peytrignet, Gérard. Op.cit.
[10] Cruz Roja Chilena y Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Terremoto Chile 2010, memoria a dos años del inicio de la operación” Santiago de Chile, 2012.  (www.cruzroja.cl/publicaciones/descarga/memori)
[11] Artículo “Ruanda: En momentos como esos, lo más importante es, sobre todo, no mostrar que uno está muerto de miedo” de Philippe Gaillard. Ginebra, 18 de octubre de 1994.  (www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5xnqjm.htm)
[12] Recuperado de: http://www.spps.gob.mx/avisos/1120-los-terremotos-de-1985.html
[13] Recuperado de: http://www.cires.org.mx/1985_es.php
[14] Poniatowska, Elena. Nadie, nadie: Las voces del temblor. México: Editorial Era, 1998. Pp. 192-193.
[15] Véase la Primera declaración de la Selva Lacandona en: www.nodo50.org/pchiapas/chiapas/documentos/selva.htm
[16] Recuperado de:  http://www.redcross.int/ES/mag/magazine2001_1/chiapas.html
[17] Recuperado de:   http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/62fgh3.htm
[18] Diario La Jornada: Reducirá la Cruz Roja Internacional presencia en Chiapas. 26 de noviembre de 2002.   Recuperado de:  http://www.jornada.unam.mx/2002/11/26/037n2est.php?origen=estados.html  

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