martes, 20 de agosto de 2013

"Caballo de guerra..."

- "He blesses the boys as they stand in line; the smell of gun grease and the bayonets they shine. He's there to help them all that he can, to make them feel wanted he's a good holy man" -
Sky Pilot - Eric Burdon & The Animals

Por increíble que parezca, la siguiente entrada es sobre una película; sí, haz leído bien, he visto una película y deseo compartir una opinión sobre ella. La obra en cuestión es "War Horse" (Caballo de Guerra), cuyo estreno remonta a hace apenas un año bajo la dirección de Steven Spielberg.

Con 146 minutos de duración, Spielberg nos lleva en una historia cíclica que inicia en la Inglaterra de 1914 y culmina, ahí mismo, en 1918. Tal vez te diga algo ese periodo de cuatro años: La Primera Guerra Mundial, el quebrantamiento de la diplomacia europea para dar paso a la "política por otros medios", el siniestro escenario de las trincheras, los métodos arcaicos conjugados con le tecnología bélica de aquellos tiempos, etcétera, se ve reflejado en una obra fotográfica y de película bien realizada que, en verdad, ofrece a la imaginación una visión clara del desarrollo de este conflicto armado de inconmensurables magnitudes.

Localizo a dos personajes que son la columna vertebral del rodaje: Albert Narracott y su caballo Joey; tras una subasta protagonizada por sentimientos de orgullo e irresponsabilidad, el padre de Albert adquiere a Joey con el objetivo de usarlo para arar un territorio que se creía infértil. Puesto que el precio del caballo puso en riesgo la seguridad económica de la familia Narracott, Albert se ofrece entrenar a Joey para así arar el terreno y obtener el capital suficiente que ayudaría a solventar las deudas; es así como surge el fuerte lazo de amistad entre el caballo y el joven inglés.

Sin embargo, tras una serie de eventos desafortunados que incluyen una tormenta que arruina los cultivos que mantenían a la familia y el estallido del conflicto armado, el patriarca Narracott decide vender a Joey a la caballería armada inglesa. He aquí el inicio de una larga travesía que Joey hará en la Europa de inicios del Siglo XX; nuestro caballo cambiará de dueños (sin importar su nacionalidad) una vez tras otra, sea con el Ejército Inglés, con el Ejército Alemán, una pequeña familia francesa... Un recorrido cíclico, como había recalcado anteriormente, que culminará con el reencuentro esperado: Albert y Joey, juntos en una trinchera; aquellos lugares donde se presumía que "nada sobrevive".

¿La escena clave? Para mí el "clímax" de la historia está representado en el rescate de Joey, cuando un soldado inglés y un soldado alemán acuerdan una pequeña tregua para lograr la liberación del caballo. Ese fragmento de la película no solo representa una conversación civilizada entre dos sujetos con diferentes factores culturales, sino también una apología a la importancia del diálogo; sin importar el credo o ideología que los hacía distantes, lograron establecer comunicación directa, franca y fraternal para la resolución de un problema específico.

Aquellos que me conocen, saben de la dificultad que me crea el "séptimo arte". No obstante, esta obra distribuida por Disney vale mucho la pena por la cantidad de emociones que crea al espectador, aunado al aprendizaje resultado de las imágenes y la recreación, tan fidedigna, de la atmósfera de la Primera Guerra Mundial; grata experiencia visual. Totalmente recomendada para quien disponga el tiempo.

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